Un artículo del Washington Post, titulado «Último
proyecto de los titanes de la tecnología: Desafío a la muerte», hablaba de los
esfuerzos de Peter Thiele y otros magnates tecnológicos por extender la vida
indefinidamente. Están dispuestos a gastar millones en ese proyecto.
Llegaron un poco tarde. ¡La muerte ya fue vencida!
Jesús declaró: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque
esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente»
(Juan 11:25-26). Todos los que ponen su fe en Él nunca jamás morirán.
Para ser claros, nuestros cuerpos morirán; y no hay
nada que se pueda hacer para cambiar esta realidad. Pero el pensamiento, el
razonamiento, el sentimiento y toda la parte inmaterial de
nuestro ser —lo
que llamamos el «yo»— nunca morirá.
Y esto es lo mejor de todo: ¡es un regalo! Lo único
que tienes que hacer es recibir la salvación que ofrece Jesús. C. S. Lewis,
reflexionando en esto, lo describe como una especie de «risita en la
oscuridad»: una sensación de que la respuesta es algo sumamente sencillo.
Algunos dicen: «Es demasiado sencillo». A lo que yo
respondo: «Está bien. Pero si Dios te amaba antes de que nacieras y quiere que
vivas con Él para siempre, ¿por qué iba a hacerlo difícil?».
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